::2006_la.búsqueda.de.la.vida::
::belle.&.sebastian::the.life.pursuit
Los cultos en el pop no son raros. Beatlemanía, Joy Division / Ian Curtis y la saga New Order, Morrissey y sus "acólitos", y siguen firmas. Cuando el If You're Feeling Sinister (1997) tomó por sorpresa al mundo (y a mí también), se agregó una raya más al tigre. Era el boom del rock escocés y sus bandas indies hasta el hueso. Stuart Murdoch se asomaba como un nuevo santo que instaló un atractivo y sublime credo. Hasta que hace unos años editaron el dudoso Dear Catastrophe Waitress (2003) provocando que muchos devotos apaguen su velita. Este disco en mención no me desagrada, pero para aquellos seguidores a pie juntillas de dogmas absolutos en la música (los que no soportan un ceño fruncido a algún disco solista de McCartney, o que encogen los dedos para no arañarte por preferir a-ha a Duran Duran -a mí gusta más pues!-) no hicieron más que clamar por cielo y tierra, fuerte y claro, que Belle & Sebastian, el B&S que ellos amaban, había muerto. Supongo que con este disco, tendrán que recordar eso de que nunca, pero nunca, debes escupir al cielo. El TLP no es la resurrección del mesías Murdoch, ni una vuelta al camino de luz y verdad que pavimentó aquella joya del '97, nah, es simplemente un disco pop perfecto de la banda de un maduro treintañero, que ha sabido salir de una relación amorosa de varios años, y que ahora ve las cosas de manera más... livianas. Así que el pecador en ti ya está advertido.
Los cultos en el pop no son raros. Beatlemanía, Joy Division / Ian Curtis y la saga New Order, Morrissey y sus "acólitos", y siguen firmas. Cuando el If You're Feeling Sinister (1997) tomó por sorpresa al mundo (y a mí también), se agregó una raya más al tigre. Era el boom del rock escocés y sus bandas indies hasta el hueso. Stuart Murdoch se asomaba como un nuevo santo que instaló un atractivo y sublime credo. Hasta que hace unos años editaron el dudoso Dear Catastrophe Waitress (2003) provocando que muchos devotos apaguen su velita. Este disco en mención no me desagrada, pero para aquellos seguidores a pie juntillas de dogmas absolutos en la música (los que no soportan un ceño fruncido a algún disco solista de McCartney, o que encogen los dedos para no arañarte por preferir a-ha a Duran Duran -a mí gusta más pues!-) no hicieron más que clamar por cielo y tierra, fuerte y claro, que Belle & Sebastian, el B&S que ellos amaban, había muerto. Supongo que con este disco, tendrán que recordar eso de que nunca, pero nunca, debes escupir al cielo. El TLP no es la resurrección del mesías Murdoch, ni una vuelta al camino de luz y verdad que pavimentó aquella joya del '97, nah, es simplemente un disco pop perfecto de la banda de un maduro treintañero, que ha sabido salir de una relación amorosa de varios años, y que ahora ve las cosas de manera más... livianas. Así que el pecador en ti ya está advertido.
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