jueves, julio 07, 2005

Hace 25 años...

Debo decir que no sabía que era el primer alumno de mi nido. Es decir, que estadísticamente, fui el primero en matricularme en el Bernardita de Lourdes. Y, a decir verdad, no recuerdo a ningún amiguito que tuve (sí los tuve, en esa época no era asocial).

Y valgan verdades, mis recuerdos no son tan vívidos. Recuerdo que un patín me metió un loncherazo tal que cuando abrí los ojos (porque creo que de milagro no me abrió las sienes) veía todo en blanco y negro. Recuerdo que al principio me gustaba más dormir que ir al nido (y luego, eso se extendería a mis época colegiales, universitarias... y laborales... mátenme...).

Recuerdo que jugábamos, pintábamos, tejíamos, pegábamos (con goma y a veces con puños). Que mi salón a veces era un color, y otras fue un animalito (generalmente, pequeño, inofensivo y dócil). Que sacaba diplomas en inglés y puntualidad (fuck, if they knew I'm late for everything every single fuckin' day). Que vi el paritdo Perú vs Camerún en el mundial de España 82 (bien viejo, no?)

¡Ah!, no lo recuerdo, pero DE HECHO alguna amiguita me llegó a gustar (carajo, de verdad que es psicosomático).

Hoy hicieron una misa por las bodas de plata del Bernardita. Hoy vi fotos de mi salón del año 1981. Y del 82. Y de mi último año, el 83. Y fui presentado a la concurrencia como el "primero". Es curioso como en determinada época de tu vida, ya no sientes vergüenza del pasado. Sería ridículo sentirlo en este caso: en ese momento en que lo viví, muy niño, hacer lo que hice, a fin de cuentas, era de pelos. Ahora lo sé. Alguna vez hice de Arcángel Gabriel. Y me disfracé del Hombre Araña. Y fui a la fábrica D'Onoffrio, y salí cargado de golosinas. Vaya que era de pelos.

Es curioso, pero mientras miraba esas 3 fotos (en la primera salgo recontrabiencaleta, cuándo no), me decía: "manya, ahora tocas la batería, bajas música por Internet, y te sigues templando de mujeres que no se van a templar de ti", y me preguntaba si todos aquellos ex-alumnos que acudían con el mismo (quizás más, quizás menos) ímpetu que el mío hacia las fotografías se hacían el mismo comentario. Me preguntaba si es que alguno será gay (o lesbiana). Si alguno fuma marihuana. Si alguno escucha perreo. Si alguno sale con 2 al mismo tiempo (o a la vez, tal vez encontró el truco). O si alguno, mejor educado (y con mejores intenciones y pensamientos), tiene ya una vida encaminada. O sea, se casó, tiene hijos, casa propia, carro, muebles, tarjetas de crédito y seguro de vida.

Bah, si me hubiera encontrado con algún amiguito de aquella época, no hubiera sabido de qué conversar. Una conversación interesante, no la típica, fingida y detestable descripción burguesa/acartonada/pretenciosa de acontecimientos-socialmente-establecidos-para-ser-"alguien" que se suelen soltar en ocasiones como ésta (y vaya que la sala de recepciones de la Iglesia apestaba a eso), en la que sólo te ves con esas personas porque tuviste que ir. (Aunque aclaro que Yo sí quise ir, por voluntad propia. Faltaba más).

A fin de cuentas no me encontré con nadie. La única amistad contempóranea de aquellos días, cuyo nombre (más no su rostro) recuerdo, la de una niña llamada "Karen" (nombre que juro solemnemente no ponerle a mi hija jamás, si tuviera una), no estaba ahí. Su madre se encargó de hacerme presentes sus saludos. No me imagino cómo hubiera sido: "¿Te acuerdas de...?", "No, para nada. No recuerdo ni jota".

Eso no quita que, muy dentro de mí, verdaderamente sienta que esos días sí que fueron de pelos.

Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 2.5 License.