miércoles, agosto 02, 2006

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Los Tres - Hágalo Usted Mismo

Siempre me arrepentiré de no haber ido al único concierto que dieron estos chilenos aquí en Lima. Uno de los poquísimos grupos latinoamericanos que en todos sus discos (sí, en todos) desbordaron talento y calidad compositiva. Tras su sepración, la frustración que sentí fue excesiva. Pero ahora hay tiempo para volver a soñar con una nueva visita (improbable, pero nada pierdo anhelando). Se hicieron famosos en la región con
La Espada & La Pared (1995), su tercer disco en ese tiempo, y esa especie de “Loosing My Religion” sudaka que era “Déjate Caer”, una de las 5 mejores canciones pop parido en esta parte del planeta, y de hecho fue mi primer contacto con este cuarteto (en realidad, en sus inicios fueron un trío, de ahí, ¡oh!, su nombre). La natural progresión de su sonido, propia de músicos inquietos e inconformes los llevó por sendas que tal vez el “respetable” no supo retribuir con sus favores en las ventas, en albumes como Fome (1998) y La Sangre En El Cuerpo (1999, ya dije, recomendables todos). El símil que hago con R.E.M. no es tirado de los pelos, pues siento que lo acaecido con los mapochos, con las distancias salvadas, que fue algo similar al suceso post-Out Of Time de los de Athens. Hágalo Usted Mismo, más que una referencia al típico leit motiv indie, alude a la propia capacidad instrumental y compositva de la banda (y por qué no, tal vez una alusión burlona a lo poco trascendente que fue la incursión solista del vocalista Álvaro Henríquez). Transcurren las canciones con una facilidad y agrado que difícilmente se consigue si no es con años de impecable trayectoria. Son ellos, pu’, son Los Tres, Henríquez, Titae Lindl y Ángel Parra (el batero Pancho Molina decidió no participar en el disco), en un disco con sus inconfundibles sellos: esa enfermiza filia sesentera (deliciosos los teclados), la voz entre estoica y compungida de Hernández, letras que hablan de matar a la amada y luego morirse por ya no tenerla -sigue tan autodestructivo como antes-, y más. Su vena rockabilly se mantiene, y verás que suenan más acústicos que sus últimos discos (es decir, de vuelta a La Espada…), así que de ser ése tu favorito, no puedes quejarte. Debes escuchar “Cerrar Y Abrir”, la mejor balada del año, a secas. Renglón aparte para “Ruina” y ese particular estilo de interpretar la cueca mapochina, con un gran respeto y honesta sensibilidad pop (consíguete el La Yein Fonda). Genial este retorno, que salvo sorpresa de último momento, será lo mejor del año en este continente. ¡¿Qué estás esperando para llamar a tus patas, Cerati?!

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